domingo, 21 de febrero de 2010

AGRICULTURA DE PRESION

la agricultura a lograr nuevas metas expansivas, que puede ir en detrimento de otras actividades, como la ganadería, o conquistar nuevos espacios inexplorados por el hombre, de la mano de la tecnología. Por ello, en el comienzo de una nueva campaña, iniciada con los granos finos, especialmente el trigo que ya está sembrado en un 30 por ciento de todo el país, es un interesante ejercicio repasar la coyuntura que encuentra el hombre de campo argentino a la hora de decidir qué hacer con la tierra. Sería muy sencillo describir todos los factores positivos que alientan a sembrar hasta en las macetas de los balcones. Pero también hay elementos que conspiran contra una decisión firme de volcarse a los granos. Existe actualmente un contexto mundial bastante favorable para suponer que los precios internacionales estarán sostenidos por un tiempo. Baja de reservas y nuevas oportunidades generan prosperidad para la producción agrícola, que no siempre suele ser bien aprovechada. El trigo forma parte de un clásico de la región pampeana, que es implantarlo ahora en invierno y luego, tras su cosecha a fin de año, sembrar soja. Pero venimos de un año de caída en este cereal, que representó retroceder un millón de toneladas en el área sembrada y casi cinco millones de toneladas menos. Son cifras elevadas para ese cultivo, que difícilmente se puedan recuperar este año. Un clima adverso, con una fuerte sequía en la provincia de Buenos Aires, y una ecuación económica que no cierra en la asimetría costos-beneficio, retrajo la intención de los productores el año pasado. Puede cambiar un poco el clima este año y ser más benigno para el trigo, pero las condiciones económicas sólo pueden revertirse si el mercado mejora el valor, algo que podría suceder, pues el stock mundial para este cereal es bajo y la demanda por este alimento crecerá. Lo vemos en estos días que dado la menor cosecha de trigo hay escasez de la materia prima del pan y esto provocó una movida del Gobierno para evitar que el precio de ese producto sensible en la Canasta Familia se dispare. Sin embargo todas las miradas están puestas en lo que pueden ser los cultivos “vedette” de este año: la soja y el maíz. Ambos tienen prácticamente el mismo objetivo, aunque son muchos los matices que los diferencian. Por caso, la soja es muy barata. Tanto su costo de siembra como su “mantenimiento” es bastante inferior a lo que cuesta el maíz. Quizás en términos numéricos podríamos decir la mitad. Inclusive, incluimos en esto las necesidades de agua de ambos cultivos, que es vital en un negocio agropecuario. El fuerte crecimiento que está teniendo la producción de biocombustibles en el mundo, la necesidad de cubrir la demanda de alimentos para el hombre y animales son dos fuerte razones para que tanto la soja como el maíz requiera de un gran crecimiento mundial en su producción en los próximos años.

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