martes, 23 de febrero de 2010

IMPACTO DE LAS IMPORTACIONES DE MAÍZ.

MERCADO MUNDIAL
La oferta mundial de maíz blanco es relativamente baja y no se registran excedentes significativos. Entre 1997 y el ciclo 2003/2004, la producción mundial ha promediado aproximadamente 73 millones de toneladas (mdt), que significa un volumen relativamente bajo comparado con los más de 600 mdt que se producen anualmente de maíz amarillo.
El maíz blanco se cultiva casi exclusivamente para el consumo humano y tiene un valor significativo de nutrición y seguridad alimentaria en diversos países. El volumen comercializado en el mercado mundial supera los 2 millones de toneladas métricas al año, ya que la mayor parte de la oferta se consume internamente en los propios países productores
Los países que mayor participación tienen en la oferta exportable mundial son Estados Unidos y Sudáfrica, mientras que México ocupa un lugar importante como productor al representar en 2004 el 26 por ciento de la producción mundial.
Los países que mayor participación tienen en la oferta exportable mundial son Estados Unidos y Sudáfrica, mientras que México ocupa un lugar importante como productor al representar en 2004 el 26 por ciento de la producción mundial.

MERCADO DE MÉXICO

Para 2004, la producción mexicana de maíz se estima en 22.0 millones de toneladas, lo que representaría un crecimiento anual de 6.4 por ciento con relación a 2003. México tiene dos ciclos productivos: primavera/verano y otoño/invierno. Los cinco estados productores en el primer ciclo son: Jalisco, Estado de México, Michoacán, Chiapas y Puebla. Aproximadamente entre el 90 y el 95 por ciento de la producción nacional se cultiva en el ciclo primavera-verano que se cosecha entre octubre y diciembre. La producción del ciclo otoño/invierno se concentra básicamente en los estados de Sinaloa, Sonora y Chihuahua que cosechan este grano entre marzo y septiembre; el 40 por ciento de la superficie cuenta con sistemas de riego. Para 2004 el principal estado productor de maíz, Sinaloa, espera una cosecha de 3.7 millones de toneladas.
Para 2004 se estima un consumo interno de maíz de más de 22.6 millones de toneladas, mientras que las importaciones ascenderán a 2.8 millones de toneladas. El sector molinero de maíz cubre el 58 por ciento del consumo nacional. Para el ciclo 2004/2005, se estima una cosecha similar a la del ciclo anterior y un crecimiento anual del consumo de 2 por ciento, el consumo de maíz forrajero absorberá 11.2 millones de toneladas.
Por su parte, las importaciones de maíz en 2004 se espera sean significativamente inferiores a las de 2003, principalmente por las mejores cosechas esperadas y la creciente demanda del sector forrajero para el maíz quebrado, cuyas importaciones en 2003 fueron de más de 2.68 millones de toneladas.
Las importaciones de maíz de México desde Estados Unidos se rigen por el sistema de cupos y el arancel-cuota de importación por sobrecupo de acuerdo a lo previsto en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Desde la entrada en vigor del TLCAN el 1o. de enero de 1994, el arancel-cuota de importación para el maíz (fracc. arancelaria 1005.90.99) se ha reducido de 206.4 por ciento ad-valorem a 72.6 por ciento ad-valorem en 2004, mientras que la cuota de importación se ha incrementado de 2.5 millones de toneladas a 3.36 millones de toneladas en igual periodo.
Para el caso del maíz blanco (fracc. Arancelaria 1005.90.94) se aplica el mismo arancel-cuota de 72.6 por ciento en 2004. Desde 1994, México ha sido el principal importador de maíz blanco de Estados Unidos. Entre 1999 y 2001, entre el 6.4 y el 14.0 por ciento de las importaciones totales de maíz de México se componían de maíz blanco, para el periodo 2002 y 2003, el porcentaje se redujo considerablemente a 7.0 y 5.5 por ciento para después aumentar en el primer semestre de 2004 a 12.1 por ciento.

ARANCEL-CUOTA EN EL TLCAN PARA EL MAÍZ BLANCO

En el Capítulo Agropecuario del TLCAN (Capítulo VII) y con el propósito de proteger a los bienes más sensibles a las importaciones, México negoció con sus socios comerciales el establecimiento de aranceles-cuota para determinados productos agrícolas de especial interés y sensibilidad para cada país, como el maíz y el frijol, entre otros, en el caso de México, para los cuales se estableció un régimen de importación libre de arancel hasta cubrir una determinada cuota, que una vez rebasada daría paso al cobro de elevados aranceles, los que se irían desgravando gradualmente en un plazo de 15 años hasta su eliminación definitiva.
En general, en el TLCAN se acordó la liberación total de los granos en plazos de 10 a 15 años, mientras que para aquellos productos más sensibles a las importaciones como el maíz, el frijol y la cebada, se acordaron aranceles-cuota.
De acuerdo a la SECOFI, “en la negociación del TLCAN, los cupos se establecieron como un mecanismo de transición hacia el libre comercio, con el objetivo de garantizar el abasto humano y pecuario, que los agricultores nacionales cuenten con un periodo de transición que les permita adaptar sus procesos e incrementar su eficiencia, e impulsar el dinamismo del sector agroindustrial siempre y cuando exista consenso en el sector productivo.
El maíz es, sin lugar a dudas, el cultivo más importante en México, tanto por su consumo como por su producción e incidencia en las importaciones agrícolas. En cuanto al empleo, más de un tercio del total sectorial se ubica en la producción de este grano. Para 2004 se estima una producción de 22.0 millones de toneladas de maíz (amarillo y blanco), mientras que la demanda interna se elevo a 24.8 millones de toneladas, por lo que se tuvieron que importar 2.8 millones de toneladas, la totalidad de ellas de Estados Unidos y de ellas 210 mil toneladas correspondieron a maíz blanco.
Por considerarse el maíz un producto altamente sensible a las importaciones, en el TLCAN se estableció un sistema de
arancel-cuota, que consiste en una cuota libre de impuestos de 2.5 millones de toneladas para Estados Unidos y de 1 mil toneladas para Canadá a partir del 1º. de enero de 1994, que se incrementarán en 3 por ciento cada año. Una vez rebasado ese cupo, México podrá aplicar un arancel-cuota con la base y la categoría de desgravación, la cual no podrá ser inferior al 30 por ciento..
Para el caso del maíz (blanco o amarillo) se pactó un arancel-cuota de 215 por ciento ad valorem, el cual se reduciría a partir de 1994 en quince etapas, para quedar totalmente eliminado en 2008, es decir, que para 2004 el arancel-cuota vigente es de 72.6 por ciento ad-valorem. Del cupo mínimo negociado para el maíz (fracc. 1005.90.99), el 10.34 por ciento se asignó a maíz blanco y 89.66 por ciento a maíz amarillo.
Entre 1999 y 2003, México rebasó en cuatro ocasiones las cuotas de importación establecidas para el maíz blanco procedente de Estados Unidos, lo que sin duda afecta a los productores nacionales de dicho grano.
México ha sido, desde la entrada en vigor del TLCAN, el principal mercado para el maíz (amarillo y blanco) de Estados Unidos con poca o ninguna importación de otros países, no obstante ello, las exportaciones de maíz blanco de Estados Unidos a México de 1999 a 2003 se redujeron en 14.6 por ciento. Sin embargo, aún cuando se han venido reduciendo las importaciones de maíz blanco originarias de Estados Unidos, México ha importado más de la cuota libre de arancel entre 1999 y 2002. Las exportaciones de maíz blanco de Estados Unidos a México en 1999 fueron cercanas a 350 mil toneladas contra una cuota máxima de 299.7 mil toneladas; en 2000 se importaron 385 mil toneladas contra una cuota de 308.7 mil toneladas; en 2001 las importaciones procedentes de Estados Unidos ascendieron a 391 mil toneladas mientras que la cuota fue de 318 mil toneladas; y en 2002 se importaron 337 mil toneladas y la cuota fue de 327.5 mil toneladas.
Es decir, México consistentemente ha permitido que las importaciones de maíz blanco de Estados Unidos sobrepasen las cuotas libres de arancel, sin aplicar los altos aranceles para el volumen fuera de cuota. El crecimiento de las exportaciones estadounidenses de maíz a México se deben, además del TLCAN a otros factores como las reformas al sector agropecuario, las cuales se han orientado hacia la liberalización de la agricultura, reforzándose mutuamente.
La comercialización de la producción nacional de maíz (blanco y amarillo) en el mercado interno enfrenta serias dificultades por la competencia con las importaciones procedentes de Estados Unidos, las cuales han sido controladas en su mayoría por grandes empresas privadas, que desde 1999, son los únicos importadores, después de que el gobierno eliminó a la CONASUPO. Las importaciones presionan los precios domésticos a la baja, al nivel de los precios internacionales. Es decir, los principales importadores de maíz en México son a la vez los más importantes compradores de granos en el país y muchas de ellas son empresas trasnacionales de capital nacional o extranjero. Asimismo, los importadores mexicanos de maíz (ganaderos, fabricantes de alimentos balanceados, harineros y comercializadoras) reciben del gobierno mexicano la autorización para importar maíz de Estados Unidos sin el pago de aranceles, utilizando además créditos blandos, garantizados por el gobierno de Estados Unidos. Este financiamiento a tasas por debajo de las de mercado con plazos de pago hasta de dos años, es utilizado para comprar maíz mexicano.
Por la presión de las importaciones los compradores bajan los precios en el mercado nacional, y ofrecen a los productores no más de un precio equivalente al internacional, puesto en lugar de consumo (precio de indiferencia). Los cálculos para determinar el arancel consideraban el diferencial de precios internos e internacionales y el promedio tradicional de importaciones, es decir, se pretendía mantener y aumentar gradualmente el volumen de la cuota de importación sin arancel y disminuir el diferencial de precios. Sin embargo, el gobierno mexicano al eliminar unilateralmente la protección, colocó a los productores nacionales en el mercado abierto, sin ningún periodo de transición. Si el gobierno mexicano respetara los cupos de importación de maíz, e incluso adecuara los calendarios de importación para evitar que se sobrepusieran a las cosechas nacionales, los precios a los productores en México se regirían por la oferta y la demanda interna, y el precio máximo del maíz blanco y amarillo tendría como tope el precio del maíz internacional más el arancel, con ello, los productores mexicanos podrían impulsar sistemas de “administración de la oferta” que les permitieran mejores precios que los del mercado internacional.

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